Ganadería: La base de la economía local

La ganadería es parte de la cultura de una zona, que aparte de encontrar en ella su principal fuente de sustento, es la principal actividad de los habitantes de la región.

La Industria Ganadera Ovina es históricamente la principal actividad económica de la zona, siendo esta, por lo tanto, la mayor fuente de ingresos de los pobladores de la región. No obstante, de la mano con el éxito de la industria, la introducción de la oveja significó la creación de un conflicto que es recurrente en los debates de la zona: La coexistencia con las especies depredadoras, especialmente el Puma.

El Puma es el depredador dominante de la zona y el mayor peligro para los productores ganaderos. Por ello, desde la introducción del ovino, hace casi 150 años, este ha sido perseguido. El desafío de la Fundación y Estancia Cerro Guido ha sido, justamente, lograr la coexistencia de esta actividad económica y las especies locales. Por un lado, tenemos a los productores locales quienes han dedicado su vida a la ganadería por generaciones, mientras que, por el otro, no se puede olvidar que una especie como el Puma se encuentra en peligro debido a la caza clandestina y el perseguimiento perpetuo con el fin de proteger la industria.

Estancia Cerro Guido: Ganaderos en el tiempo

Estancia Cerro Guido fue fundada en el año 1906 por la Sociedad Explotadora Tierra del Fuego, en medio de la época de oro de la ganadería ovina extensiva en Magallanes.

Esta empresa ejerció un verdadero monopolio de la producción ganadera ovina de la Patagonia, logrando controlar un imponente 90% de los campos aptos para la crianza ovina en la provincia de Última Esperanza.

Debido a este gran control de la industria, fue necesaria la implementación de diversos puntos de operación. En 1906, se funda la reconocida sección de Cerro Castillo, que se transformaría en el centro neurálgico de toda la operación ganadera; seguido de la creación de la Estancia Cerro Guido, que más adelante llegaría a manejar cerca de 90.000 hectáreas y 70.000 lanares.

La industria mantuvo una producción notable y reconocida a través de los años. No obstante, llegaron los cambios políticos de la década de los 70’ en Chile y con ellos, la Reforma Agraria.

Como resultado de la Reforma Agraria impulsada por el gobierno chileno, se expropian las grandes empresas dueñas de las tierras y se disuelve la Sociedad Ganadera Tierra del Fuego. Debido a esto, el Centro de Operación de Cerro Guido fue desmantelado y en sus instalaciones se establece uno de los tantos Centros de Reforma Agraria.

Más adelante, en 1977, el gobierno empieza a asignar las tierras de Magallanes. Las grandes estancias son divididas en estancias de menor tamaño. De las casi 90.0000 ha, se pasó a terrenos de entre 5000 a 9000 hectáreas y se vendió a particulares.

En el caso de Cerro Guido, se repartió en 12 parcelas, con nuevos asignatarios con derecho de uso sobre los bienes comunes como galpones, baños, herrerías entre otras dependencias.

Llego el año 1995 y trajo consigo el llamado “Terremoto Blanco”. Se trato de un invierno muy crudo y riguroso. Grandes nevadas afectaron a la región, lo que llevó a la quiebra de varias Estancias debido a las grandes mortandades de ganado lanar.

Es así como los actual es dueños de la Estancia, Jorge Matetic Riestra y Nicolás Simunovic Vodanovic, adquieren en el año 1996 el primer paño de 9000 hectáreas, comenzando de esta forma la reconstitución de la Estancia Cerro Guido como la conocemos ahora.

En los últimos años, se han efectuado grandes inversiones en cerros, puentes casas, establecimientos de praderas y alfalfas, además de implementar un mejoramiento genético en lanares de raza Corriedale y en vacunos Angus y Hereford.

Hoy en día, la Estancia constituye la Estancia más grande de la provincia de Última Esperanza y una de las más grandes en toda la Patagonia, abarcando un vasto territorio de 100.000 hectáreas.

Estancia Cerro Guido se mantiene en plena operación ganadera, siendo esta su actividad económica principal manejando una masa de alrededor de 19.000 ovejas y 1800 ovinos, pero que ha sabido evolucionar y diversificarse, incluyendo la actividad hotelera y turística dentro de sus rubros a partir del año 2003.

No obstante, la labor conservacionista es de suma importancia para la zona. El puma acecha perpetuamente y por supuesto, sigue siendo un riesgo. Al ser un terreno de tal magnitud, es necesaria la implementación de políticas que
ayuden a solventar el conflicto histórico de la zona.

Por ello, en 2019, nace el proyecto de conservación, tan ambicioso como innovador, cuyo objetivo es emplear un modelo ganadero que vaya de la mano con la conservación de la vida silvestre y el cuidado del medio ambiente.

Ganadería en Vilo

Anteriormente, mencionamos que no nos encontramos en la denominada Época de Oro de la Industria Ganadera y es verdad. No existe una producción del volumen de aquella época. A pesar de tener espacios para la producción similares, el número de lanares a disminuido notoriamente.

Sin lugar a duda, la ganadería no es tan rentable como lo era hace poco más de un siglo. No obstante, no por ello dejará de ser la principal actividad económica de una zona que ha basado en la Industria Ganadera su sustento por generaciones.

Sumado a los problemas de rentabilidad, no podemos dejar de lado el gran riesgo que significa dedicarse a la crianza ovina en una zona en donde habita un depredador como el Puma. Razón por la cual este último ha sido perseguido desde la introducción del lanar.

Es por todo esto, que la Fundación y Estancia Cerro Guido ha realizado inversiones en labores Conservacionistas, tanto de la actividad económica y de las especies pertenecientes a la fauna local.

La implementación de Perros Guardianes de las razas Gran Pirineo y Maremma ha sido una de las herramientas más útiles a la hora de controlar el ganado.

Se trata de razas que conviven con el ganado, como si fueran parte de este. Funcionan como agentes guardianes, quienes delimitan su territorio logrando que el Puma se mantenga alejado del rebaño de ovejas. Su implementación en 2019 logró una reducción del 30% en la matanza anual de ovejas.

Esto sumado a la implementación de herramientas tecnológicas como las luces Foxlight, que consisten en postes con una luz LED que, al caer la noche, realiza patrones de luz aleatorios que asimilan al movimiento de antorchas marcando el territorio, ayudan a la preservación de la rentabilidad de la Industria Ganadera.

“Las medidas no letales están llevando a los habitantes locales a regresar a sus fuentes naturales de alimento como ñandúes, guanacos y liebres, lo que es mejor para el ecosistema”, afirma Pía Vergara, Directora del Proyecto de Conservación de Cerro Guido.

Es así que en los últimos años se han generado nuevas técnicas y políticas que colaboren en la generación de una conciencia y lograr la coexistencia que tanto busca la zona.


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